domingo, 25 de julio de 2010

LA INVERSÓN PRODUCTIVA

La década de 1970 fue una época de gran dinamismo para América Latina. El crecimiento promedio del PIB bordeó el 6%, gracias al enorme impulso de la inversión, el cual estuvo cercano al 22% del producto.

El flujo de capital externo, en especial los créditos, ayudaron a que las economías de la región invirtieran recursos en grandes proyectos industriales y de infraestructura, liderados en su mayoría por el sector público. Pero el alto crecimiento repercutió en un alto endeudamiento que a fin de cuentas resultó insostenible como lo demostró la crisis de la deuda externa que se suscitó a inicios de los 80`s.

La América Latina actual es distinta de la de las décadas de los 80`s y 90`s, ya que existe mayor participación del sector privado y mayor preocupación por la sostenibilidad de las cuentas públicas.

Sin embargo los resultados no son nada espectaculares: en los últimos cinco años, el crecimiento del PIB apenas llegó al 1.2%. Esto se debe a la caída de la inversión como porcentaje del producto, que bajo al 19% y restó más de 1% al crecimiento regional.

NATURALEZA DE LA INVERSIÓN.

La producción de bienes y servicios requiere de los insumos trabajo, capital y tecnología. Cuando se habla de capital, se hace referencia un amplio rango de factores durables de producción. El mismo concepto abarca el capital empresarial, como maquinaria y edificios.

El capital ambiental, como agua limpia y suelo fértil; y el capital humano, como la educación y la experiencia laboral de la fuerza de trabajo por lo tanto la inversión es aquella parte de la producción que se utiliza para mantener o aumentar el stock de capital en la economía y esto lleva a hacer crecer la capacidad productiva futura mediante el gasto de inversión.

Así como existen diversas formas de capital también existen diversas formas de inversión que se identifican en tres áreas principales:


• La inversión en activos fijos: que mide lo que gastan las empresas en la planta y los equipos.

• La inversión en estructuras residenciales: que considera lo que gasta tanto en mantener las viviendas existentes, como en producir viviendas nuevas.

• La inversión en existencias o inventarios: que mide el cambio en la dotación de materias primas, productos semiterminados y bienes terminados que todavía no se han vendido al comprador final en cierto período. Si las existencias aumentan, constituyen una inversión, pero si disminuyen significará lo contrario.


OTRAS FORMAS DE INVERSIÓN.

Existe otra forma de inversión en bienes durables que aumentan la capacidad productiva futura de la economía. Los bienes de consumo durable, como automóviles, refrigeradores y lavadoras, representan servicios de consumo que subsistirán por muchos periodos. La compra de bienes durables debe considerarse como una forma de inversión sin embargo son registradas en las cuentas nacionales como gastos de consumo del periodo y no como inversión.

Los tipos de capital que se han mencionado hasta aquí se llaman capital reproducible, porque su stock puede aumentarse gracias a mayor producción.

Otras clases de capital son los terrenos y yacimientos mineros, aunque estos son capital no reproducible, puesto que no es posible aumentarlos por la vía de producir más y en el caso de los yacimientos mineros son agotables debido a que entre más se utilicen más rápido se agotaran.


En una medida más amplia de capital se incluiría la calidad del ambiente: el aire, el agua y los suelos. El deterioro de estos será tomado como inversión negativa y que reduce la capacidad productiva futura de la economía.

Existen otros tipos de capital que se pasan por alto. Tal es el caso de una fuerza de trabajo bien entrenada que es un tipo de Capital Humano, ya que la capacitación de los trabajadores aumenta la capacidad productiva de la fuerza laboral. Sin embargo, al igual que sucede con los bienes durables, el gasto en educación y capacitación generalmente se clasifica como consumo y no como inversión, lo mismo ocurre con los gastos en investigación y desarrollo.

A la hora de medir la inversión resulta crucial distinguir entre inversión bruta e inversión neta. La inversión bruta es el gasto total en bienes del capital mientras que la inversión neta es igual a la variación del stock de capital de un año a otro y la diferencia entre una y otra es la depreciación del capital, es decir, el monto en que el capital existente se gasta durante un año determinado.

PATRONES DE INVERSIÓN

El gasto en inversión es muchísimo más volátil que el gasto en consumo. El consumidor en general desea suavizar su consumo a través del tiempo, es decir, contar con un patrón de consuma estable.

Sin embargo, hay razones mucho menos poderosas para que la empresa desee suavizar su trayectoria de inversión.

Si se compara la formación de capital fijo entre países industrializados, medida como porcentaje de PIB. Estados Unidos aparece al final de la lista. Por otro lado Japón invirtió consistentemente cerca de un tercio de su PIB las cuatro décadas pasadas aunque en los últimos años dicha proporción se redujo. La formación de capital fijo en Francia fue de entre el 20 y el 25% del PIB durante la mayor parte del mismo periodo. Este coeficiente fluctuó entre el 15 y el 20 % en Estados Unidos y el Reino Unido, que están entre los más bajos del mundo industrializado.

En América Latina, con excepción de Chile, la tasa de inversión es menor que la de los países desarrollados. No obstante, la brecha es todavía mayor si se compara con la de los países del Sudeste Asiático, quienes por lo común destinan más de una cuarta parte de su producción a la formación de capital. Desde esta perspectiva, no es extraño que en los últimos 40 años el crecimiento del ingreso por habitante de los Tigres Asiáticos fuera tres veces mayor que el de América latina.
DETERMINANTES DE LA INVERSIÓN

En el corto plazo la inversión responde a la tasa de crecimiento de un país. Cuando el crecimiento se acelera, la inversión aumenta; y cuando se desacelera, la inversión disminuye.

Altas tasas de crecimiento en el PIB por lo general se interpretan como un signo de prosperidad futura.

Otro factor central en las decisiones de inversión es la comparación entre el costo de capital, que se relaciona estrechamente con la tasa de interés y la rentabilidad del proyecto. Cuando la tasa de interés cae resulta conveniente invertir más, porque el costo de financiar la inversión es menor. Justamente por esa relación es que los gobiernos intentan influir en las decisiones de inversión. Por ejemplo, un aumento en el impuesto a las utilidades reduciría el beneficio neto de la inversión, en tanto que un incremento en el crédito tributario aumentaría el retorno privado de la inversión.

Cuando a una empresa se le raciona el crédito, la inversión depende no sólo de la tasa de interés y la rentabilidad del proyecto, sino también del flujo de caja de la empresa.

Tal fenómeno al cual se le llama racionamiento del crédito, aparece sobre todo en dos casos: cuando el gobierno establece un techo a la tasa de interés, poniéndola por debajo del equilibrio del mercado, y cuando las instituciones de crédito no logran evaluar con precisión los riesgos de prestar dinero a ciertos deudores.