domingo, 11 de julio de 2010

La importacia del consumo y el ahorro.

El comienzo de la recesión en Estados Unidos, en marzo de 2001; el impacto psicológico de los atentados del 11 de septiempre del mismo año, la guerra en Irak, en marzo de 2003, afectaron en forma significativa los índices de confianza de los consumidores, los cuales miden el estado de ánimo frente a condiciones económicas como el desempleo, la inflación y las expectativas sobre los acontecimientos futuros.



Las perspectivas sobre el futuro de la economía resultan primordiales para entender el comportamiento del principal componente del PIB: el consumo, que es el destino principal de la producción.

Si una economía local se estanca o crece muy poco, una de las principales preguntas que las autoridades que administran las cuestiones económicas deben responder es cómo van a reactivar el consumo. En segundo lugar, las decisiones relacionadas con el consumo son la otra cara de la medalla de las decisiones de ahorro. Estudios recientes demuestran que los países que más ahorran tienden a crecer mas.




La decisión entre el consumo y ahorro.

Una cuestión clave para el análisis es la manera en que las familias determinan cuánto de su ingreso corriente van a ahorrar y cuánto a consumir. En general las familias periódicamente disponen de ingresos laborales o financieros, además de que tienen una idea aproximada de los ingresos anteriores. La decisión entre consumo y ahorro no depende sólo del ingreso y la riqueza actuales, sino también de las expectativas futuras: por ello se afirma que se trata de una decisión de carácter intertemporal. Dicho perfil temporal de consumo se revisa continuamente de acuerdo con las variaciones del ingreso familiar, de la tasa de interés o de las condiciones de acceso a los mercados de crédito.



Es cierto que las personas pueden endeudarse y consumir más allá de su ingreso disponible durante algunos periodos, aunque a lo largo de toda su vida no deberían gastar más de lo que perciben.

Las familias prefieren una trayectoria de consumo estable a una inestable. Puesto que el ingreso llega a fluctuar entre periodos, la relación entre consumo e ingreso corriente no es tan clara. Aquellas familias que pueden endeudarse en los mercados financieros determinan su consumo no sobre la base del ingreso presente, sino del ingreso permanente. Este último es una especie de promedio que se obtiene entre el ingreso actual y el ingreso futuro esperado.
  
En el caso de una caída temporal del ingreso corriente, el ingreso permanente varía poco, en tanto que el consumo no disminuye significativamente. Como el consumo cae poco frente a una reducción del ingreso actual, se reduce el ahorro.

Otra observación importante es que hay un patrón regular del ingreso durante la vida de las personas. Cuando son jóvenes, sus ingresos son bajos, por lo que a menudo se endeudan (o desahorran), ya que suponen que ganarán más con el correr de los años. Durante sus años productivos, sus ingresos alcanzan un máximo en la edad maduraran para cuando se jubilen.; pagan sus deudas contraídas con antelación y ahorran. Al jubilarse los ingresos caen, por lo cual deben consumir los recursos que acumularon hasta entonces. Entonces existen dos etapas de desahorro en la vida de un individuo: los primeros y los últimos años y una de ahorro en los años intermedios.




Las Restricciones de liquidez y el ahorro precautorio.

La restricción de liquidez se define como la incapacidad de algunos individuos de endeudarse considerando sus ingresos futuros, lo cual se debe a que quienes otorgan el crédito supone que esos individuos enfrentarán dificultades para pagar los préstamos, y no cuentan con las garantías adecuadas que los respalden.

Los mercados financieros por lo general prestan contra una garantía, no sólo contra la promesa de que un deudor financiará el servicio de su crédito con sus ingresos laborales futuros. No es extraño entonces, desde esa perspectiva, que  el consumo y su complemento, el ahorro, se relacionen con el crecimiento económico.

Otro aspecto que debe considerarse, es el hecho de que el consumo depende de las expectativas de ingreso venidero: por lo tanto, a mayor incertidumbre sobre el futuro, las personas ahorrarán más. De acuerdo con ello se esperaría que entre dos individuos con ingreso promedio similar, ahorre más aquel cuyo ingreso sea más variable.

Se trata de un fenómeno que sirve para entender por qué, luego de las recesiones, el consumo reacciona cautelosamente a la recuperación de la actividad económica, aunque no haya restricciones de liquidez las personas necesitan determinar claramente si el shock negativo tuvo una naturaleza transitorio o permanente; en consecuencia, el consumo suben en forma gradual hasta los niveles que se observaban antes de la crisis.

La experiencia chilena de los últimos 40 años sirve para ilustrar los dos nuevos elementos. Durante gran parte de la historio reciente de dicho país, el crecimiento de PIB y del consumo se relacionaron estrechamente, señal inequívoca de la presencia de restricciones de liquidez. La ejecución de una serie inequívoca de la presencia de restricciones de liquidez. La ejecución de una serie de reformas financieras a mediados de la década de los 80, posibilitó la disminución de tales restricciones y la profundización financiera.

El resultado, entre 1985 y 1997, periodo de oro de la economía chilena fue que el consumo nacional creció a una tasa promedio anual del 9.4% lo cual fue impulsado por el alto crecimiento del ingreso de las familias, las buenas expectativas respecto del futuro y la profundización de los créditos al consumo. En 1997 el chileno promedio disfrutó de un nivel de consumo de algo más del doble que en 1985.


No obstante la recesión de finales de 1998 y de gran parte de 1999 llevó a una abrupta caída en el consumo. Muchas personas vieron caer su ingreso disponible, otras perdieron su empleo y en general las expectativas se deterioraron.

Pese a que la producción creció en promedio 3.1%, entre 2000 y 2002 durante todo el periodo el consumo se incrementó medio punto por debajo del crecimiento del PIB. Además de la dificultad de acceso a los mercados financieros, la persistencia de altas tasas de desempleo motivó a los chilenos a volverse más cautelosos ante el futuro y a moderar su consumo. El pobre desempeño del consumo ocurrió a pesar de las constantes reducciones en la tasa de interés por parte del Banco Central, que se destinaron a fortalecer el consumo y la inversión. Lo anterior muestra el poderosos efecto de las expectativas en el consumo. Cuando éstas se deterioran, llegan a anular los efectos de las políticas económicas tradicionales.

El ahorro nacional.

El análisis previo se construye principalmente alrededor de una familia individual representativa. Sin embargo, para avanzar en el estudio, habrá que referirse a cómo sumar o "agregar" tales decisiones individuales para obtener el consumo global y su complemento. el ahorro nacional.´

El ahorro agregado depende de la distribución por edades de la población y del crecimiento del ingreso. Esto determina la riqueza de los ahorrantes jovenes, en comparación con los desahorradores mayores, es decir, que entre mas individuos en edad de trabajar existan, mayor será la tasa de ahorro de un país. Así mismo, cuanto más rápido crezca la economía, mayor será la tasa de desempleo.

Una tasa de interés mayor resulta un incentivo para aumentar el ahorro, lo cual, dado el nivel de ingreso, se conoce como "efecto sustitución" Sin embargo, si la familia es acreedora neta, el incremento de la tasa de interés también aumenta el ingreso futuro: por lo tanto, tiende a incrementar el consumo y a reducirse el ahorro
o "efecto ingreso"

En el caso de una familia deudora ambos efectos van en la misma dirección: hacia un aumento del ahorro.

No se puede saber si el alto ahorro determina el alto crecimiento, o si es el alto crecimiento el que genera un gran ahorro. En la quizá la casualidad vaya en ambas direcciones.

Macroeconomía en la práctica

Larraín B., Felipe
Pearson Educación 2004